San Martín de Trevejo

Una villa a la sombra de Jálama

En los confines del territorio extremeño, allá en la parte más noroccidental de la provincia de Cáceres, lindando con Portugal y la provincia de Salamanca, se encuentra la sierra de Jálama (Xâlima, en la fala local). En la vertiente norte de Jálama, sur de la provincia de Salamanca, se encuentran las localidades de El Payo y Navasfrías. Y en la vertiente sur o extremeña, hacia la parte oriental, los pueblos de Acebo, Villamiel y Trevejo; hacia el oeste un amplio valle se abre paso hacia tierras lusas: O Val de Xâlima, donde se encuentran Sá Martín de Trebelhu (San Martín de Trevejo), As Elhas (Eljas) y Valverdi (Valverde del Fresno). Este valle, escondido entre abruptas formaciones montañosas, está presidido por la majestuosidad del pico de Jálama, con 1.492 metros de altura y está surcado por infinidad de arroyos y gargantas que originan el río Eljas, repartido entre los tres municipios, tiene un total de 25.171 hectáreas de extensión. San Martín se encuentra a 610 metros de altitud en la falda de la sierra y a la sombra del pico Jálama; Eljas a 591 metros y Valverde,  en la parte más occidental y baja del valle, a 498 metros. San Martín de Trevejo es el término más pequeño de los tres municipios del valle, con tan sólo un territorio de 2.382 hectáreas. Limita al norte con los municipios de El Payo y Navasfrías (provincia de Salamanca), al este con Acebo, al sur con Villamiel y al oeste con los otros dos del valle: Eljas y Valverde. En la actualidad, su población tan sólo asciende a 1.023 habitantes (según los datos que obran en el padrón municipal), aunque en el pasado fue una villa mucho más populosa y duplicaba el número de habitantes.

La villa de San Martín de Trevejo fue parte de la provincia de Salamanca hasta el año 1833, año en que fue incorporada a la recién creada provincia de Cáceres. A nivel eclesiástico la parroquia de San Martiño perteneció a la diócesis de Ciudad Rodrigo hasta el año 1958, pasando desde entonces a depender del obispado de Coria-Cáceres.

El clima de este municipio es el propio de los valles abrigados del Sistema Central, es decir, templado. La temperatura media anual es de 13’6 grados centígrados; los inviernos suelen ser suaves, con una temperatura media de 6’3 grados centígrados, alcanzando mínimas absolutas de -3’8 grados centígrados; el verano es seco y templado, con una humedad relativa del 46 por ciento y una temperatura media estacional de 22 grados centígrados y unas máximas absolutas que alcanzan los 36 grados centígrados.

La precipitación media anual es de unos 1.500 mm., siendo uno de los municipios con el índice pluviométrico más alto de Extremadura. En el siglo XIX, Pascual Madoz, en su obra «Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico», decía referente a San Martín de Trevejo: «Goza de clima sumamente templado y grato; son frecuentes el viento fuerte y las lluvias abundantes, y se padecen tercianas y dolores de costado».

«O nossu paisaji, a nossa água que num s’acaba»

La anterior expresión que es una manifestación del orgullo que sienten los mañegos por su tierra, también refleja una realidad elocuente: que el territorio de San Martín de Trevejo es un islote verde y húmedo entre la meseta castellana y la penillanura extremeña. El término se extiende desde la misma cima de Xâlima a unos 1.500 metros de altitud, por toda la vertiente occidental, hasta la parte baja del valle, lindando con Valverde, a poco más de 450 metros sobre el nivel del mar. Es por tanto un paraje serrano, de considerable altura y pronunciada pendiente.

La exuberante vegetación y la frondosidad del arbolado es el principal rasgo del paisaje, predominando el castaño y el carvalhu (roble), aunque también existen pequeñas áreas de pinos, todos de repoblación forestal. Por encima de los 950 metros de altura el bosque deja de ser tal y comienzan a disminuir en altura las plantas, al tiempo que comienzan a verse claros ostensibles; las plantas toman una forma muy característica que : se denomina de almohadillado apoyada en un césped subalpino. El denso arbolado, el almohadillado y formas vegetales rastreras de las zonas altas de la sierra, así como los herbazales y el roquedo granítico, dan lugar a un paisaje propio del dominio alpino.

Entre estos paisajes de montaña caben destacar «O Soitu», «Os Baldíos» y la «Dehesa de Jálama». «O Soitu», una propicdad particular, de Manuel Gutiérrez de Ojesto, con una extensión de 102 hectáreas, es un castañar salvaje, una de las reservas verdes más interesantes de Extremadura. «Os Baldíus» ocupan unas 225 hectáreas y propiedad de una sociedad de pequeños propietarios, es un espeso bosque de castaños y carvalhus, con predominio de los últimos, que se extiende desde «O Pontón» hasta «Os Ginjerais”, lindando por el este con la «Dehesa de Jálama» y por el oeste con «O Soitu». Y la «Dehesa de Jálama», propiedad del Ayuntamiento de San Martín de Trevejo, con 336 hectáreas, ocupa toda la cima y plataforma de Jálama, lindando al norte con el término de El Payo (Salamanca) y al este con el de Acebo; es un paraje de alta montaña, donde excepto unas tres hectáreas de pinos y otras dos de robles, es un terreno rocoso y con una vegetación de plantas en almohadillado, cuyas especies más importantes son las siguientes: cytisus purgans, erica arbórea, echinospartum lusitanicum, chamaespartium tridentatum, erica australis y en las cotas más bajas helechos, «fieitus» en la fala local.

Junto a la exuberante vegetación y densa arboleda, el territorio mañego destaca también por la abundancia de agua: infinidad de fuentes y manantiales brotan por doquier, múltiples arroyos y gargantas de aguas cristalinas que bajan de Jálama surcan y riegan di municipio; hasta el propio casco urbano es partido en dos por un río y por sus típicas calles discurren alegremente arroyos… En la Serra de Xâlima nacen los ríos Agueda y Coa que vierten al Duero; y el río Eljas, que recibe el resto de las aguas que nacen en la vertiente sur, desembocando en el Tajo. Por ello no le falta razón a la imaginación popular, a la tradición oral que habla de la existencia de un brazo de mar debajo del pico de Jálama Pero incluso el origen del nombre de la sierra y del valle se encuentra en el étimo céltico «SALAMATI», divinidad celta de carácter acuático y que significa «Monte de muchos arroyos» (SALAMATI > SALAMA > XÂLIMA > XÁLAMA >JÁLAMA)

Los bellos paisajes de Jálama, el territorio, ha sido descrito por la pluma de algunos escritores como un paraíso natural y de ensueño:

«El paisaje es verdaderamente frondoso y sugestivo; naranjos, granados, castaños, robles, predominando principalmente el olivo; abundantes aguas formando arroyos cruzan sus cañadas, fertilizan sus prados y huertos, y allá a lo lejos siempre hay un monte, que eleva su cima a gran altura, descollando el de Jálama a 1.450 metros sobre el nivel del mar. Toda la sierra és un encanto de belleza, con un cielo intensamente azulado, que da una claridad y perspectiva infinita a sus horizontes, cuando se contempla desde sus altos montes» (A. Borti Belmonte: «Cáceres y su provincia». Cáceres, 1954).

«El cielo azulado da claridad y transparencia a los paisajes encantadores y a los horizontes que se brindan desde las alturas. Truchas y anguilas surcan sus purísimas aguas; la caza corre en la parte de bosque; en los huertos se crían toda clase de frutos, hortalizas y legumbres. En cambio los cereales, básicos casi en la totalidad de Extremadura, prácticamente no existen.

El caserío del pueblo muestra un tipismo de sabor alpino, con los balconajes y los voladizos de sus casas entramados con madera, y el granito en las arcadas y partes bajas de los muros, componiendo todo ello las estampas encantadoras de calles y plazas peculiarísimas». (Miguel Muñoz de San Pedro: «Extremadura”. Madrid, 1961).

Este singular medio natural, uno de los mejor conservados de toda Extremadura, es un paraje ideal para el senderismo, para el cicloturismo y la pesca con caña en las múltiples gargantas de aguas frías y cristalinas que bajan de Xâlima. Igualmente la abrupta orografía ofrece inmejorables condiciones para la práctica del parapente, algunos aficionados a este deporte, que han tenido la suerte de descubrir estas montañas, se lanzan al vacío desde «As Torris de Fernán Centeu» y el pico de Jálama, desde 1.500 metros de altura hacia un encantador y verde valle que desciende en altitud hasta los 450 metros y se adentra por tierras portuguesas. También es un lugar idóneo para acampadas juveniles y el veraneo familiar, por la densidad boscosa, la abundancia de agua y el clima suave. Por dicho motivo, en el pasado, San Martín de Trevejo fue sitio de vacaciones de obispos y nobles, siendo testimonio de ello los palacios y casas señoriales que aún quedan en la villa.

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Coordenadas GPS:

 

San Martín de Trevejo 2

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