Casco histórico

O prazer de visitar o cascu antigu do lugar

El casco antiguo de la villa de San Martín de Trevejo es una auténtica joya de la arquitectura popular y por ello ha sido declarado Bien de Interés Cultural y Conjunto

Histórico. Aunque hay numerosas casas de piedra de rancio sabor serrano, altivas mansiones de familias ricas venidas a menos e impresionantes edificios de carácter religioso que testimonian el poder de la Iglesia en el pasado; la protagonista predominante en la arquitectura de esta villa es, sin lugar a dudas, la típica vivienda de entramado; una tipología de la arquitectura popular más propia del norte peninsular y de algunos valles del Sistema Central que de nuestro país extremeño. Y la muestra de construcciones de entramado que presenta San Martín de Trevejo es seguramente una de las más amplias y mejor conservadas de todo el territorio peninsular.

Pero, además del interés que tiene esta villa desde el punto de vista histórico y arquitectónico, pasear por sus encantadoras calles produce sensaciones desconocidas a todo visitante. Al pisar por primera vez esta mágica localidad sentimos que retrocedemos varios siglos en el tiempo: Las antiguas fachadas de sillares graníticos llenos de musgo, las grandes puertas de rústica madera ennegrecida por los años y las «balconeiras» corridas balaustres de carcomida madera, nos sumergirán en plena Edad Media.

Las tozonaduras de vieja madera de castaño talladas con mil fantasías y los aleros corridos de ambos lados de las calles que parecen juntarse hacia el azul del cielo, protegen del sol en verano y de la lluvia en invierno, produciendo en el viandante una sensación acogedora y serena que nunca antes habría sentido en parte alguna… Y al ve el fenómeno del agua corriendo alegre y saltarina, por los «arroius» de las calles de esta villa encantadora y singular, nos preguntaremos sobre el misterio del agua de Xâlima («monte de muchos arroyos»), «da nossa água que num s’acaba» como dicen los mañegos.

También a muchos visitantes al contemplar sus antiguos y nobles edificios berroqueños como  «O Conventu»,  «O Palaciu da Encomenda», «A Torri de Praza», «A Igreija de S. Martinhu»,  «Pilóm do Chafaril», etc. les despertará el interés y la curiosidad por conocer la historia de esta villa escrita en piedra.

Pasear por estas calles es como entrar en el túnel del tiempo. San Martín de Trevejo es un mundo natural y mágico que entra por los sentidos. El ambiente está lleno de olores que salen de las bodegas: «cheirus de manzas, melós, ameixas, pastu, figus pasaus i vinhu novu» que excitan y embriagan los sentidos…

Y es que como escribió Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros, en 1961:

«En San Martín de Trevejo, más que cualquier aislado detalle, impresiona el conjunto, la armonía y el sabor de un casco urbano en el que se trenzan calles evocadoras y pasadizos inverosímiles. En sus ámbitos se sienten flotar los siglos, quietos, suspensos, sin orgullo, con una sencillez humilde y montaraz. Parece como si el alma de la comarca, peculiar y bella en todas sus tierras y pueblos, se hubiere refugiado aquí, aferrada a un pretérito de laboriosidad sana y de pura tradición».

La construcción de entramado, predominante en esta villa

El tipo de construcción mayoritaria en la parte antigua del casco urbano de San Martín de Trevejo es el denominado de entramado, que con sus variantes y diferencias es una arquitectura típica de los valles más abrigados del Sistema Central y Norte peninsular,

Su aparición fue posible gracias a la abundancia de madera en esas comarcas y por el mantenimiento de una tradición medieval. Como veremos a continuación se caracteriza básicamente por la construcción de edificios cuyos muros muestran una estructura o armazón de madera, levantados sobre una base de mampostería, y rellenados con diversos materiales como adobe, tapial, ladrillos, etc. Acerca del origen de la arquitectura de entramado, hay autores como Luis Feduchi que defienden su raíz o, al menos, influencias mudéjares; en cambio otros, como el extremeño Gerónimo Lozano Apolo (catedrático por la U. Politécnica de Madrid y por la U. de Oviedo) plantean que el origen de este tipo de arquitectura popular hay que buscarlo en la Europa central y que llegó a la península en la Edad Media a través de los peregrinos que venían a Santiago.

La técnica constructiva de entramado de madera -que es tipo de arquitectura predominante en San Martín de Trevejo- es ante todo la utilizada por los carpinteros de obra, cuya labor era edificar el armazón completo de la casa, con montantes verticales y refuerzos, y la de realizar la techumbre. El relleno se realizaba después de la colocación del techo, ya que no interviene en tanto que estructura, sino solo para rellenar los vacíos entre montantes

En San Martín de Trevejo, donde las viviendas presentan dos o tres niveles en altura, se reserva esta técnica para los pisos superiores, ya que los muros de la planta baja o inferior están construidos de rústica mampostería o de sillería, Para rellenar el vacío entre los montantes de madera de roble o de castaño, principalmente, se utilizaba el adobe, aunque también el ladrillo y tapial.

Sobre los muros de granito de la planta inferior se apoyan las soleras y vigas que sostienen los pisos superiores del edificio. El poco peso de las estructuras superiores permite la construcción de voladizos, consistente en hacer avanzar las paredes de entramado de los pisos superiores sobre la planta baja. Los voladizos, apoyándose directamente en las cabezas salientes de las vigas, amplían la superficie de los pisos superiores.

Esta prolongación de las fachadas desde el piso primero, gracias a los salientes de las vigas o «tozós» -como dicen en el lugar- y a los tejados que casi se juntan en sus aleros, impiden en verano la entrada estridente del sol en las calles y en invierno protegen de los aguaceros. Asimismo, las cubiertas de las casas son de teja árabe y tienen -como se dijo en el párrafo anterior- un gran saliente para evitar el desgaste de los muros de adobe y para proteger ventanas y balcones del temporal.

Otra característica de las viviendas mañegas de construcción entramada es el desarrollo longitudinal, lo cual redunda en la inestabilidad constructiva de las mismas, y obliga a estribar unos edificios en otros. Esta tendencia hacia la forma rectangular de los solares, es propia en la mayoría de los casos de las viviendas populares de la villa.

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